
Esto no tiene que ver con lo que decimos sino con la forma en que lo decimos.
Algunas veces nuestras palabras dicen una cosa, pero nuestro tono de voz dice otra. Por lo general, las personas interpretan nuestro mensaje basándose en nuestro tono de voz, no en las palabras que usamos.
Lo que digo y la forma que lo digo influirán en el clima de mis relaciones. Las palabras de afirmación fortalecen las relaciones. Las palabras duras y condenatorias destruyen las relaciones.
Se trata de expresar verbalmente sentimientos de admiración y reconocimiento de la valía de otra persona, de ofrecer palabras de ánimo, aliento y seguridad.
Este acto afirmativo requiere el poder de comunicar efectivamente lo que se quiere decir, emplear el tono de voz y la emotividad adecuados, y una intención franca, para que lo dicho no suene como un mero halago, sino como una declaración sincera de las cualidades de esa persona que nos agradan, que nos enriquecen, que nos hacen felices.
Algunos ejemplos son:
“Hiciste un buen trabajo, estoy orgulloso/a de ti”
“Te quiero mucho, nunca lo olvides.”
“la comida te quedó de rechupete, ¡dame más!”
“¡te ves hermosa.” (Usar sólo en el contexto adecuado, con la persona adecuada.)
(NOTA: se recomienda que para dar “palabras de aliento”, su higiene bucal sea excelente, de lo contrario podría presentarse el efecto contrario al deseado.)
“Hiciste un buen trabajo, estoy orgulloso/a de ti”
“Te quiero mucho, nunca lo olvides.”
“la comida te quedó de rechupete, ¡dame más!”
“¡te ves hermosa.” (Usar sólo en el contexto adecuado, con la persona adecuada.)
(NOTA: se recomienda que para dar “palabras de aliento”, su higiene bucal sea excelente, de lo contrario podría presentarse el efecto contrario al deseado.)
Y PARA NUESTRO DIOS: PALABRAS DE ALABANZA Y ADORACIÓN A NUESTRO DIOS.
La Semilla Monterrey. Reuniones Familiares
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